Jesús Gualix
Encontrándonos paseando por cualquier pueblo de la costa gaditana, oímos hablar de ellas y nos resulta un tanto familiar y a la vez peculiar su olor cuando pasamos cerca de un restaurante, bar o un chiringuito de playa, aunque claro está, también en las casas tienen la receta de éste maravilloso manjar. Preguntamos en la pescadería qué nos pueden ofrecer, y nos aconsejan que probemos ciertos crustáceos, pequeñitos,eso sí, pero que son únicos de la zona. Efectivamente, nos hablan de los camarones y de cómo se pueden hacer en tortilla. Ante nuestro desconocimiento, nos asombramos pues de que exista un miembro del reino animal que se denomine igual que el conocido cantante de flamenco, aunque todo el mundo sabe, como es normal, que esto es a la inversa.
Al preparar el plato, usamos harina (450 gramos), perejil, cebolla y los propios camarones (alrededor de 1/4 de kilo), que, junto con la sal, el azafrán y por supuesto, el agua, en su justa medida, hacen una especie de masa de carácter uniforme. Con ella, y con el aceite en la sartén, ya podemos hacer las tortillas del volumen o la magnitud que queramos, siempre y cuando estén aplastadas, aunque la gracia está en hacerlas pequeñas e irregulares para poder compartir esta maravillosa tapa con los amigos o los acompañantes a la mesa.
Sacadas de la sartén, se han de verter en un plato cubierto con servilletas de papel para que el aceite sobrante pueda ser absorbido y que a la vez no pierdan su sabor, ni su calor, ya que frías son ... ¡Meramente incomestibles! Cuando las probamos descubrimos que tenemos en nuestro paladar todo el sabor de Cádiz y de aquella maravillosa tierra, y de una manera económica y sencilla.
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