¡Vuelven las setas!

A.Millón
No hay que dejar de probar las setas, a pesar de su riesgo si son cogidas en el campo. Si esto es lo que hacéis, no vendrá mal repasar algunos puntos importantes para aquellos que gusten de estas excursiones.
Nuevas normativas.
Comienza una nueva temporada de setas con problemas extras. Las comunidades autónomas han llevado a cabo una serie de restricciones en su recogida, aunque variará dependiendo de la zona geográfica donde nos encontremos. Nuestra recogida puede verse acotada a sólo un 1 kg, a cobrar una tasa por el número de ellas, y a un espacio concreto puesto que se extienden los cotos micológicos.
Algunas de las comunidades que aplican esta nueva ley son: Aragón, Principado de Asturias, Castilla León, Cataluña, Galicia, Navarra y País Vasco. Las provincias, asimismo, que constan con más diversidad de setas gracias a su húmedo clima.
 Infringir alguna norma conlleva una sanción que dependerá, igualmente, de la comunidad en que nos hallemos. El dinero recogido será invertido en contratar una seguridad privada en apoyo a la Guardia Civil, el resto, se repartirá a los municipios en beneficio del monte, madera o caza.
Tras estos consejos esperemos que nadie meta la pata porque la ley nos persigue con otra regulación más, ya que la educación medioambiental no basta o no existe.
Consejos para su recogida.
Cada vez somos más los jóvenes que nos iniciamos en estas “excursiones” para recoger setas, y qué mejor que una serie de consejos:
·         Ir a recoger setas con una cesta de mimbre NO es ridículo porque nos recuerde a caperucita roja. Este materia permite que las esporas, gracias a lo que se reproducen, puedan volver a caer al suelo gracias a lo que ayudamos, fijaos si cambia, a su propagación.
·         Necesitaremos una navaja o cuchillo ya que las setas no se tienen que arrancar, sino cortar por la parte más cercana al suelo dejando su raíz llamada hifas en su sitio. El conjunto de hifas forman el micelio que es capaz de crear de nuevo otra seta.
·         Es necesario que se conozcan, sin lugar a dudas, aquellas setas que sean comestibles, en caso de la más mínima duda que no se ingiera; no es la situación para hacerse el listo. En caso de intoxicación llamar al Instituto Nacional de Toxicología: 91-5620420.
·         Mitos que no sirven para nada. Introducir ajos en el guiso o una moneda de plata, o las comidas por animales; una zona que conozcamos como  productora de setas buena, no por ellos siempre serán comestibles las que encontremos a los alrededores.
Propiedades.
Salvados los problemas anteriores nos encontraremos ante un alimento con grandes propiedades.  Están compuestas por un 90% de agua, rica en proteínas vegetales, hidratos de carbono, vitaminas, minerales, fibras, y bajo en grasas, su valor nutritivo es mayor que el de las legumbres.
Receta.
Las setas, conocidas desde la antigüedad como un alimento de pobres, se han convertido en un manjar.
Su preparación es muy variada y simple  en muchos casos: fritas, a la parrilla, rebozadas, al horno…
Concurso.
Aquellos amantes de las setas pueden acercarse a la localidad de El Espinar, donde durante los días 12 al 14 de noviembre tendrá lugar un concurso cuyo ingrediente  principal serán las setas, del tipo que guste. Sólo para grandes cocineros aunque con suerte podremos probar algún plato. Participan: Ca Techu, Las dos fresas, El Estribo, El Boyullo/ El Espino, Daymar, El Teo, Las Meigas, La Viña, El Azabache, La Posada, Las Farolas, Volvoreta, Hotel Lucía, La Fonda del puerto, La Brasería, Hotel Tryp, La Corredera y La Belle Epoque.

Boquerones en vinagre del tío Marmota

Elena Gracia
Desde vosotros, nuestros lectores, nos ha llegado una estupenda receta. Tortilla Española nació para facilitaros la labor en los fogones y daros voz al mismo tiempo, por ello se hace eco con un inmenso agradecimiento de “los boquerones al estilo Marmota”.

Para empezar, tenemos que comprar 1 kg. De boquerones grandes. Una vez en casa, los quitamos la espina central y separamos los lomos, lavándolos con agua fría todas las veces que haga falta, hasta que queden limpios de sangre. Una vez limpios se ponen en agua fría con hielo, cambiándolos unas cuantas veces hasta que se pongan un poco duros y blancos. Entonces, los sacamos y llegó la hora de macerar los boquerones.

Para hacer bien la mezcla debemos verter un vaso de vinagre y un 30% de otro vaso de agua sobre los boquerones. Pondremos dos cucharadas soperas de sal y cuatro dientes de ajo. Y, como toque especial y propio de la madre del tío Marmota, para conseguir un color más blanco se pueden echar unas gotitas de agua oxigenada. Así se deben dejar un día en la nevera.

Al día siguiente, quitamos todo el líquido y colocamos los boquerones en un tupperware. Pero bien colocaditos en fila, nada de “como caigan”. Al mismo tiempo vamos poniéndoles encima ajo y perejil troceados. Por último, un trozo de guindilla y aceite hasta cubrirlos.

Como con todos los pescados, metemos los boquerones en el congelador para evitar anisakis durante un día aproximadamente. Cuanto más tiempo estén, más sabor cogerán. Hay que sacarlos unas horas antes de comer para que no estén demasiado fríos. Y acompañados de unas aceitunas… ¡riquísimos!

Adrià, Telefónica y El Bulli 2.0

Inmaculada Langa

Quedan dos años para que El Bulli cierre sus puertas. Digamos que "por reformas”. En el 2014 volverá renovado, más tecnológico que nunca y convertido en fundación con el patrocinio de Telefónica.

Cada año más de dos millones de personas intentan reservar mesa en El Bulli. 25 años de vida por 4.000 personas al año, son 100.000 los afortunados que se han sentado a la mesa de Ferran Adrià y forman parte de la historia del que es el mejor restaurante del mundo.
Quién le iba a decir al cocinero de Hospitalet de Llobregat que con 48 años sería un chef con un prestigio mundial, copropietario (junto a Juli Soler) de un restaurante con tres estrellas Michelin y con el reconocimiento de la revista británica “Restaurant”, y capaz de convertir en noticia todo lo que hace y dice. Es paradójico que se hable tanto de él cuando su arte ha llegado a tan pocos paladares.
En la pasada edición de Madrid Fusión anunció el cierre de su archiconocido restaurante para convertirlo en un centro de investigación culinaria. Adriá lo calificó como “un maravilloso proyecto, donde la creatividad ganará a la producción”. Cabe mencionar que será el primer restaurante que se convierte en fundación, y en “un lugar que enseñe a la gente a crear, un vivero de nuevas ideas y nuevos talentos”.
La fundación, con sede física en las actuales instalaciones de El Bulli, tendrá carácter privado y sin ánimo de lucro. Anualmente otorgará unas 25 becas a cocineros y a personal de sala; perseguirá el feedback, la interrelación y la proyección más allá del mundo de la gastronomía; y los progresos de cada año se irán dando a conocer a través de libros, producciones audiovisuales e internet. También se organizarán congresos gastronómicos para hacer públicos sus nuevos conocimientos y la redacción de una enciclopedia que reúna los avances de la cocina en estos últimos 20 años (como la deconstrucción o la producción de espumas).

Telefónica hasta en la sopa
El restaurante de la Cala de Montjoi necesita este “cierre” para reorganizarse en vistas al 2014. Y que mejor ayuda que la de un socio tecnológico (y español) como Telefónica. Este acuerdo, que arranca ahora con una vigencia de cuatro años, tiene un objetivo estratégico: el de convertir al chef catalán en embajador de la marca Telefónica. De esta forma Adrià estará presente en varias actividades que se realizaran en diferentes ciudades (Londres, Berlín, Nueva York, Miami, Buenos Aires…). La gira incluirá la presentación del “nuevo” Bulli, cursos de formación creativa y encuentros con clientes y directivos.
 
Abril y Adrià tras la firma del acuerdo

Luis Abril, Secretario General Técnico de Presidencia de la operadora, habla del proyecto como “el mejor laboratorio creativo del mundo, aunando esfuerzos en torno a la innovación y a las nuevas tecnologías de la comunicación y el conocimiento”. Y es que tanto el cocinero como la compañía tienen en común su carácter visionario.

Los investigadores culinarios de la fundación colgarán casi en tiempo real en la página web y en las redes sociales el resultado de sus experimentos gastronómicos. Por ello, que mejor que la multinacional para ayudar con sus recursos tecnológicos y económicos.
Existe la idea de que durante el tiempo que permanezca cerrado se puedan ofrecer cenas de empresa, una forma de recaudar fondos para la fundación y las obras de ampliación de El Bulli.
Es muy posible que conozcamos más detalles del nuevo Bulli en la próxima edición de Madrid Fusión (25, 26 y 27 de enero).

SERGI AROLA: 'No entiendo la cocina como una cosa hedonista'

Ana Isabel Jerónimo


Lleva tatuajes, pendientes en los lóbulos y se declara amante de las chupas de cuero y la música rock. Discípulo de los mismísimos Ferrán Adrià y de Pierre Gagnaire, hace justo dos años que obtuvo dos -polémicas- estrellas en la Guía Michelin con su restaurante en Madrid. No se trata de otro que de Sergi Arola, el chef nacional del momento. Su tono altivo, su carácter exigente y su seriedad son los rasgos que le definen. Él no duda ni un instante en mostrarse tal y como es.

Pregunta: Con 12 años empezó a cocinar para su abuelo, pero ¿de dónde vino su curiosidad por la cocina siendo tan joven?
Respuesta: Básicamente de que era un niño muy maniático que no le gustaba comer y que lo único que comía eran tres cosas. Yo sólo era capaz de alimentarme a base de comida que yo mismo había visto, manipulado, sabía lo que era… Entonces la salida era obvia. A partir de ahí me tuve que empezar a buscar la vida.

P: ¿Cómo es que su abuelo le enseñó a cocinar?
R: Mi abuelo era un señor que había comido muy bien y sabía mucho de comer a pesar de que no sabía cocinar. Entonces él tutelaba en cierto modo los platos que hacía, pero sin ninguna aspiración ni ninguna inquietud en que yo fuera cocinero profesional.

P: ¿Por qué acabó trabajando como cocinero en vez de continuar como guitarrista en el grupo Los Canguros?
R: Ser músico de rock en este país es como quien dice ser actor, es decir, es jugar a la ruleta rusa. No seguí porque se me daba mejor cocinar.

P: Aparte de la cocina, ¿qué otros hobbies tiene?
R: Tengo la música, leo mucho sobre historia y también bastantes ensayos. Jugar con mis hijas a la vez es otra afición importante para mí.

P: ¿Cuál es la característica indispensable para ser un buen cocinero?
R: Tener instinto. Si no tienes instinto te conviertes en un operario de cocina. Este rasgo hace que no haya horas para ti, que veas platos donde la gente sólo ve ingredientes, que veas sabores y matices donde la gente sólo ve productos…Es algo que llevas dentro y que no se consigue en una escuela de cocina. Ahí obtienes las bases pero luego todo lo demás lo tienes que sacar de ti mismo.

P: ¿Tiene algún plato o restaurante como favorito?
R: No tengo ni platos ni restaurantes preferidos. La verdad es que me cuesta mucho tener algo como predilecto porque entiendo que es limitarse muchísimo. La gente que sólo tiene un favorito es muy aburrida y tiene una vida interior realmente miserable.

P: ¿Qué es lo que le diferencia de otros cocineros prestigiosos?
R: Tengo un problema gravísimo: casi siempre digo lo que pienso. Eso me ha traído una colección de problemas algunas veces, pero así soy y así me voy a morir. No tengo ninguna intención de cambiar.

P: ¿Qué significa para usted la Gastronomía?
R: En mi caso es un compromiso de una dimensión vital con mis clientes, con la gente que confía en mí, con la que forma mi equipo y con mi mujer que está al frente de todo el tinglao. En cierto modo se va convirtiendo en mi testamento vital: es lo que hago, lo que sé hacer y lo que me gusta hacer.

P: ¿Se puede decir que la mejor cocina del mundo es la española?
R: Para alguna gente sí lo es pero creo que es muy complicado decir cuál es la mejor por excelencia. La española tiene unos matices realmente riquísimos, pero no sería lo que es ni de lejos si no hubiera tenido una influencia francesa importantísima. Nosotros hemos tomado y fusionado las influencias de la alta cocina francesa con las tradiciones, los gustos y los sabores de la cocina española. Todo esto, a pesar de que ahora nos ha llevado a ser la vanguardia culinaria mundial, está absolutamente derivado de la de Francia al fin y al cabo.

P: ¿Qué carencia cree que tiene la cocina española?
R: No tiene un desarrollo empresarial lógico ni está bien armada. De hecho, vamos a ver después de la crisis cuántos quedamos. Además, en la cocina francesa los cocineros de allí se han convertido en grandes iconos de la cultura y son reconocidos socialmente, hecho que no ocurre en nuestro país.

P: ¿Qué opina de la nueva cocina vanguardista de España respecto a la cocina tradicional de este país?
R: Muchos críticos absolutamente defensores de la tradición española como José Carlos Capel, reconocen que la tradición no se sostiene en el momento que la contrapones con la calidad de gran parte de la vanguardia. La tradición se construye cada día y las cosas que hoy son tradicionales en su momento fueron rupturistas. Evidentemente hay mala vanguardia como también hay mala cocina tradicional o cocina de producto. Por lo tanto, esas comparaciones entre una y otra son absurdas.

P: ¿Por qué dejó La Broche y decidió abrir este nuevo restaurante?
R: Porque la vida está hecha de fases y yo ya había cubierto la mía. Mi etapa fue la que fue, me lo pasé muy bien. Agradezco lo malo y lo bueno que he aprendido por ejemplo, con Occidental Hoteles, pero yo ahora tengo que hacer mi vida.

P: No obstante, no le fue mal y la Guía Michelin le concedió dos estrellas en 2008 que fueron muy criticadas…
R: Michelin tiene un baremo y hace muchas inspecciones. Yo cambio el menú cada mes y el equipo de cocina sigue siendo el mismo que en La Broche. Sin embargo, mantengo un estándar de calidad del producto que utilizo superior al de antes y, además, tanto el servicio como la puesta en escena y el local en sí es ostensiblemente mejor que La Broche. Michelin lo único que hizo fue saltarse un criterio, no lo olvidemos, en un cocinero que llevaba ocho años consecutivos siendo un dos estrellas.

P: Sin embargo, se abrió el debate de si las estrellas pertenecen al restaurante o al chef…
R: Yo sólo tengo una manera de ver las cosas, sólo una: yo trato a toda la gente que viene aquí como si fueran inspectores de Michelin, incluidos los inspectores de la Michelin. Michelin lo que hace es levantar acta cada vez que viene aquí y luego cotejar esas actas. Si dan dos estrellas, dan dos, y si son para quitar, quitan. Y además, a quien no le guste Michelin que no se la compre y si además le molesta, que escriba una.

P: ¿Por qué piensa que la obsesión de un restaurante no debe ser la estrella sino el cliente?
R: Porque es el único sentido que tiene un restaurante, el cliente, del mismo modo que el único sentido que tiene ser periodista es el lector. No entiendo la cocina como una cosa hedonista, sino como una satisfacción vinculada al placer de un tercero. A mí lo que me gusta es tener el restaurante lleno y que la gente se lo pase bien.

P: En la vida diaria en su casa, ¿utiliza los mismos métodos para cocinar que en su restaurante?
R: No, entre otras cosas, porque diariamente no cocino en mi casa. Los fines de semana cocinamos yo y mi mujer, y el resto de la semana tenemos a una chica que cuida a las niñas y que es la que nos echa una mano con todo esto. Entonces nosotros le decimos más o menos qué queremos que coman las niñas, pero de veras yo no cocino en casa.

P: El ritmo de trabajo en el restaurante debe ser muy estresante…
R: Nosotros entramos a trabajar a las nueve de la mañana todos los días y yo me voy cada día de aquí entre unas cosas y otras sobre las tres de la mañana. Échale horas. Yo no conozco ningún restaurante de otros tipos de comida más sencillos que estén en el restaurante antes de las doce del mediodía.

P: ¿Tiene algún reto actualmente, ya sea personal o profesional?
R: De momento con no cerrar y consolidar mi proyecto ya me conformo. Yo creo que estos no son años para hacer proyectos a largo plazo. Mi único proyecto a largo plazo es ser un buen padre y envejecer con la mayor dignidad posible.