Héctor Peco
Visto así el título que he escogido para comenzar el post, ninguno de vosotros sabréis de lo que hablo. Este nombre de capítulo pertenece a uno de los pasajes del Quijote, libro que casi todo el mundo dice haber leído y que en realidad, pocos han terminado. Y lo elijo para vosotros, porque en dicho pasaje cervantino, se recoge uno de los platos más antiguos que aún perviven en la gastronomía manchega, siendo en sus inicios un manjar al alcance sólo de personas ricas y que en la actualidad pocos españoles conocen de su existencia y menos aún han probado bocado.
Visto así el título que he escogido para comenzar el post, ninguno de vosotros sabréis de lo que hablo. Este nombre de capítulo pertenece a uno de los pasajes del Quijote, libro que casi todo el mundo dice haber leído y que en realidad, pocos han terminado. Y lo elijo para vosotros, porque en dicho pasaje cervantino, se recoge uno de los platos más antiguos que aún perviven en la gastronomía manchega, siendo en sus inicios un manjar al alcance sólo de personas ricas y que en la actualidad pocos españoles conocen de su existencia y menos aún han probado bocado.
En Alcázar de San Juan (Ciudad Real) se produce una excepción a tener en cuenta y es que cada año en noviembre se conmemora el aniversario de las "Bodas de Camacho". Este año la sexta edición de la fiesta tendrá lugar hoy sábado y mañana domingo prolongándose durante dos días, dada la alta afluencia de público que año tras año se da en la localidad ciudadrealeña, celebrando una fiesta gastronómica, cultural y turística de la que merece la pena participar. "La boda de Camacho y Quiteria, se fraguó en el mes de Octubre, y se consolidó a finales de Noviembre. Se llevó a cabo en los campos de Alcázar de San Juan. Sus criados, agasajaron a los invitados a lo largo de la semana con viandas de corral, orza, horno y bodega"
Para los que os sea imposible disfrutar del acontecimiento en la localidad manchega, os dejo la forma de cocinar los manjares que degustó el bueno de Camacho, eso sí, contado por el mismo Cervantes "Se dispusieron a tirar del cuello y desplumar a todas las gallinas que aún quedaban, remojaron el pan, que con perejil y ajos rojos, bien picados, mezclaron con las sobras del pernil y amasaron con los huevos que no faltaron, frieron las manoseadas pellas o albóndigas, que luego, después de hervir las gallinas, con almendra machacada y sal, hacen un caldo que se puede cortar, juntaron todo en la olla en el último hervor, espesándose aún más la salsa con las albóndigas, aunque si bien, éstas llegaron diezmadas a la olla por el trasiego del vino y de los mozalbetes en los fogones”.
Para acabar y cumplir con el menú que sirvió Camacho a sus invitados, optaremos por dos postres contundentes, para ser bien mezclados con la tradición actual de café y siesta. Se puede optar por una buena bizcochá o bien por la mezcla de mistela y mantecados manchegos.
Realización
Primero se deja cocer la gallina, dejando que suelte su jugo. Se creará la base de la salsa con la que después se mezclarán las albóndigas. Tomate, laurel, ajo y cebollas que irán dotando de sabor a nuestra gallina, partida en pequeños trozos.
Posteriormente se harán las albóndigas, para lo cual necesitaremos carne picada, harina, huevos, ajo machacado y se puede optar por echarle jamón en pequeños trozos que harán de nuestras albóndigas pequeñas bolas llenas de sabor y nutrientes. Una vez sofritas, se depositan en el caldo de gallina y en unos 10 minutos se retirará de los fogones, para ser comido por los comensales. ¡Que aproveche¡